Un tópico es pensar en los grenobleses con polar y zapatillas. En cualquier caso, este tópico está lejos de la realidad porque, aunque Grenoble demuestra ser una ciudad de espíritu dinámico y deportivo, su identidad es mucho más que eso. Compruébelo usted mismo a través del laberinto de calles peatonales que se enredan en el barrio histórico.
El corazón de la ciudad de Grenoble alberga muchos puntos interesantes para cautivar al visitante. Y, ante todo, más de mil años de historia que contemplar, desde la catedral de Notre Dame
del siglo X al edificio del Progreso del siglo XIX, justo en frente.
El corazón de la ciudad hará que los latidos del corazón de los visitantes batan con más fuerza. Siéntese en la terraza de alguna cafetería de la plaza Saint-André , frente al antiguo Palacio del Parlamento , o cerca de las fuentes de la plaza Grenette . Grenoble sabrá complacerle con su ambiente soleado que encontrará en el mercado de la plaza Sainte-Claire.
El corazón de la ciudad refrescará al paseante a la sombre de los plátanos centenarios del Jardin de Ville . Fachadas de color pastel golpeadas por el sol, terrazas, emparrados, gritos de niños. En el Jardín de la Ciudad se respira el auténtico perfume de la dolce vita.
El corazón de la ciudad también puede surcarse en bicicleta. Vaya al encuentro de amigos a orillas del Isère y por el barrio Saint-Laurent, recientemente acondicionado para pasear en mejores condiciones.
Y por último, el corazón de la ciudad alberga museos que crean la parte bonita de la historia y la hacen accesible a todos los visitantes: Museo de Grenoble, Museo del Antiguo Obispado, etc.
¿El corazón de Grenoble? ¡Un corazón que amar!