Jardín de delfines

Jean-Baptiste Dolle, comerciante de Grenoble, fue el primer diseñador en 1785 de este jardín, establecido en las antiguas fortificaciones construidas por Lesdiguières. Trazó seis terrazas superpuestas, con muros de contención, escaleras de conexión, pasadizos y senderos. Plantó árboles y dispuso parterres. Cerca de la muralla, construyó una casa romana, la hizo amueblar por el ebanista Hache, la equipó con una gran biblioteca, construyó invernaderos y cavó cisternas. Los habitantes de Grenoble lo apodaron el "château de la folie" por la desmesura de las fiestas que allí se celebraban. Abandonado durante la Revolución Francesa, desfigurado en el siglo XIX por la explotación de una cantera de piedra y la instalación de una fábrica de cartuchos, el jardín fue, a principios de siglo, rehabilitado por el paisajista Ginet, que lo amplió con un enlace peatonal que conduce al teleférico. Fue reurbanizado en 1960. El ambiente de este parque es alpino, pero su exposición meridional y su resguardo del viento le confieren un carácter mediterráneo. Granados, nísperos, bojes y plátanos crecen en los espacios abiertos.